“Haciendo visible lo invisible” en la Cuenca del Plata
El 2022 fue declarado el año del Agua Subterránea por las Naciones Unidas y el tema del Día Mundial del Agua celebrado el 22 de marzo es “haciendo visible lo invisible”.
Por un lado, significa un reconocimiento de la importancia del agua subterránea para la humanidad y por otro es una alerta para que se pueda revertir el desastre que puede significar el desconocimiento y el uso no sostenible del recurso.
El ciclo natural del agua ha sido alterado de forma peligrosa para el futuro de las próximas generaciones. A partir de 1950, con el aumento del bombeo del agua subterránea por uso de las bombas eléctricas se verificó un incremento significativo de la transferencia neta del agua de los continentes para los océanos. Los estudios realizados apuntan que esta trasferencia ha sido de por lo menos 106 km3/año, con referencia al periodo de 2000 a 2008, o el 18% del aumento del nivel del mar (Konikow, 2011). Por otra parte, el agua que se infiltra naturalmente del agua de lluvia no es suficiente para compensar la cantidad de agua subterránea retirada de los reservorios acuíferos. La alerta de los expertos es que estamos secando los continentes.
Tampoco evaluamos adecuadamente la importancia del agua subterránea para la seguridad alimentaria en el planeta. De acuerdo con datos conocidos, el 40% de agua utilizada para el riego viene directamente de los pozos de agua subterránea. Los otros 60% vienen del agua de ríos y lagos. Entretanto, se debe llamar a la atención que la mitad del agua superficial de los ríos y lagos también viene del agua subterránea como flujo base y así llegamos a la importante conclusión de que el total del agua subterránea utilizada para riego en realidad es 70% del total (40% de pozos y mitad de los 60% clasificados como agua superficial). Deseamos la mejora de vida de amplias parcelas de la población del planeta y se prevé el aumento del consumo de agua.
En la Cuenca del Plata hay acuíferos de gran importancia para el suministro y el desarrollo económico regional. Acuíferos importantes como el Guaraní, el Toba-Tarijeño el Patiño, el Serra Geral/Arapey, el Pampeano y muchos otros, abastecen poblaciones y cultivos de la cuenca. Necesitamos mejorar el nivel de conocimientos de esos reservorios subterráneos porque sabemos que no se puede gestionar lo que no se conoce. Tampoco evaluamos adecuadamente el impacto del uso no sostenible de los acuíferos con relación a los últimos eventos de sequía que enfrentamos, y que podrán ser extremados según los pronósticos del cambio climático en la región.
Para compensar la pérdida neta del agua del continente hacia el océano, necesitamos particularmente detener la deforestación, combatir el uso no sostenible del agua en la agricultura y promover el manejo de la recarga del agua subterránea. Tenemos la tecnología necesaria, pero necesitamos fortalecer el conocimiento de la geohidrología en la educación, en las políticas públicas, incorporar expertos del tema en las instituciones y proyectos, y promover los cambios efectivamente necesarios. Bienvenido el año del agua subterránea para hacer visible lo que todavía no estamos viendo.